domingo, 16 de enero de 2011

Trastienda

Ando dándole vueltas a este vacío que se queda en el blog. No me gusta, es como dejarlo que duerma demasiado y luego se levante con la cabeza embotada y de mal humor.

Por otro lado, tampoco quiero rellenarlo sólo de humo. Ni correr el riesgo de usarlo como si fuera un espacio personal y propio. No me parece prudente asaltarlo como si sólo fuera mía la tecla posible.

Pero, en tanto llegan las próximas colaboraciones del resto de miembros, no puedo resistirme a dejar solo este espacio que, como un papel en blanco, me pide a gritos que le engrase los renglones y le dé un paseo por el éter. Pido perdón si a alguien le molesta, espero que no.

Así que, a propósito de un artículo que ayer publicaba Antonio Praena en su blog, titulado ¿Cómo se hace un poema?, en el que nos lleva de la mano con dulzura por el momento creativo que desemboca en poesía, he recordado un antiguo texto que hice sobre esa trastienda que tienen todos los poemas. Me gustaría dejarlo aquí, para compartirlo con Antonio, con ustedes, y para ver si sucede lo que el propio poema pide.


LO QUE NO SE VE EN LOS POEMAS

Tienen los poemas la dichosa costumbre
de salir en los libros completamente limpios,
sin que nadie aprecie, sin que pueda encontrarse
en ellos lo mundano de su existencia.

Por eso, nadie sabrá el tiempo estirado o detenido
que tardé en llegar a la siguiente estrofa,
ni el torrente de emociones que no quise
abreviar en sílabas delicadas o en palabras rotas
por el cansancio y mi torpeza.

Nadie entenderá el desprecio que sentí
por las rimas que no me conmovieron
y que extirpé de entre los renglones
después de haberlas hecho jirones
de vocabulario en el pensamiento.

No se descubre en estos versos la tos,
la imperiosa llamada del resfriado que me sacude,
ni la sequedad de los ojos prestados
a la atención de las pantallas.
Es imposible contemplar en este poema
el patetismo del chandal y las pantuflas,
las migas de pan esparcidas en el escritorio,
el color del vino y sus manchas diversas
O la pesadez de párpados del insomnio.

Para nada quiero ya el tiempo que pasé
limpiando este poema a los ojos del mundo.
Sólo sé que aquí lo dejo esperando unos ojos
que quieran pasarlo de nuevo a sucio.

2 comentarios:

  1. Hola Paco. ¡Cuánto tiempo sin vernos! Gracias por tu maravilloso trabajo en este blog. No tiene precio, porque el tiempo es materia de poesía y tú pones el tuyo aquí!
    Gracias por la cita y el link a "cómo se hace un poema".
    Espero que nos veamos pronto
    Antonio Praena

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  2. Ahora que lo dices, sí que llevamos una temporada sin vernos. Pero estoy convencido de que pronto coincidiremos. A mí me encantaría, desde luego. Entre tanto, sigo tu blog con mucho interés.

    Lamento haber tardado tanto en contestar a tu amabilidad, pero es que he estado ocupadillo.

    Gracias a ti por comentar.

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