RESEÑA: POESIA PARA SOLITARIOS

Pues no sabría decir qué me gustó más de POESÍA PARA SOLITARIOS, el acto organizado ayer por Granada13artes en el Centro Cívico del Distrito Genil. Los días que nacen azules siempre parecen propicios para que las cosas salgan bien y, desde luego, así ocurrió ayer.

Nos reunimos unas cuarenta personas (aviso que mi capacidad para estimar la afluencia de público no es nada fiable) en torno a la fuerza de las palabras, de la poesía y de la música. De entre los asistentes, un buen número de personas decidieron subir al escenario a compartir con todos los demás un poquito de su emoción.

Muy diversas sensaciones se fueron acumulando en la sala. La frescura del primer participante leyendo una poesía propia recién salida del horno, la primicia de escuchar poemas inéditos de un libro a punto de publicación, la imaginación de un cuento, el acento argentino recorriendo vivencias hechas poema, la serenidad de los cuencos tibetanos que parecen transportarte a otra dimensión, la palabras de Rosalía de Castro recitadas de memoria con una profunda emoción, diversos poemas propios o ajenos matizando sensaciones y pensamientos sobre la soledad... Luis Rosales acariciándonos la memoria en la voz llena de matices de Yolanda López... La belleza de las canciones con que Juan Trova nos conmovió... Muchas impresiones que se fueron engarzando hasta fraguar un acto de carácter íntimo, cercano y muy participativo.

Y precisamente, hablando de participación, me gustaría reseñar la naturalidad con que se fueron sucediendo las aportaciones de los presentes, muy bien enlazadas por Pedro Enríquez ejerciendo de maestro de ceremonias. Espero que pronto me haga llegar Antonio Alfaro algunas de las instantáneas que tomó durante todo el acto.

Por último, destacar el festín que nos dimos después con las viandas que los asistentes trajimos para compartir unos con otros y que alargó la velada con un ambiente muy relajado y verdaderamente entrañable.

Así que sigo sin poder decir qué fue lo que más me gustó del acto. Aunque, puesto a pensar más concienzudamente, lo que más me gustó, seguramente, fue haber estado allí.

Gracias a todos y todas por permitirme empezar el año de un modo tan agradable. Y pido perdón, porque seguro que me he olvidado de algo, de alguien y de casi todos los nombres en esta reseña, pero es por falta de memoria, no por exceso de intención.