martes, 1 de febrero de 2011

ESE FILO DE PALABRAS

Vamos camino de Valderrubio, uno de los parajes más hermosos de la vega. En el coche Pedro indica una y otra vez cómo llegar al lugar a esos amigos que no cesan de llamar, lo más increíble es que no les indica el camino que nosotros hacemos para no despistarlos y esto hace que el viaje aún sea más único; Luis Otero va a descubrir la infancia de Federico, como él descubrió en la suya y en su Argentina los primeros versos que le acercarían, quizá sin el saberlo, a Granada. La noche ha caído y no deja de sorprenderme la belleza del camino, ¿andarán por sus desnudos álamos esos versos que Federico dejó para siempre entre ramas, cortezas, caracoles y agua? Llegamos a Valderrubio y allí con un pequeño paraíso nos recibe la casa de Federico, esa casa que sigue presente gracias a personas como Paco Vaquero, Pepito del Amor, Carmen Párrizas…, que con su trabajo silencioso han hecho posible que hoy podamos celebrar el trece aniversario de las Tertulias Lorquinas. Cruzar el portón verde es ir más allá, es dejarse envolver, seducir, amar…, porque el sábado hubo mucho amor. Amor por parte de todos los que allí nos reunimos para compartir con nuestro amigo Pedro Enríquez su palabra, generosamente entregada a cada uno de los que participamos: Fernando Barros, que junto a Antonio Castillo y Jonhatan Morillas pusieron el duende que la velada requería; Miguel Ángel García con su coro Maison de France, hicieron volar Azucena como flor de lis; nuestro querido amigo, Juan Trova, que nos adentró con Ella y sus libros en un lugar misterioso y lleno de poder; el granadino platense, por adopción, Luis Otero, que entre afine y afine, logró arrancar a Pedro Enríquez con una milonga en un alalimón que anuncia el Génesis de futuros proyectos; el saxo de Nardy Castellini que estableció el diálogo más hermoso que la palabra y el llanto puedan decir; y las voces de Mª Ángeles M. Gallegos y una servidora que en ningún momento se sintieron De espaldas a la fiesta, porque ayer todos éramos uno. Y ello siempre al entusiasmo y cariño y generosidad que Pedro nos brindó y a los amigos que acompañaron a nuestro querido Pedro, agitador donde los haya. Como broche final la tierra tomó forma de mano de Rosa Mª Sánchez en un precioso Tablibello para cada uno de los intervinientes que fueron entregados, entre otros, por uno de nuestros poetas más ilustres Rafael Guillén junto con Julio Alfredo Egea, Chema Cotarelo y el propio Pedro Enríquez.
Os aseguro que ayer Ese filo de palabras nos atravesó a todos y nos dejó la más dulce herida.

Yolanda López

1 comentario:

  1. ¡Lo pasamos genial, Yolanda! Ojalá haya otra ocasión pronto.

    Bssss

    Alicia

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