La poetisa Carmina Moreno Arenas acaba de publicar un nuevo poemario, Saber y nesciencia (Alhulia, 2010), un libro de gran actualidad por la situación de grave crisis que estamos viviendo en la sociedad, ya sea desde el punto de vista económico como del político, sin olvidar la crisis de valores que tanta desgracia está trayendo a nuestras supuestas sociedades modernas. Carmina Moreno Arenas apunta directamente con su poesía a esta crisis que estamos padeciendo, cuando deberíamos estar viviendo un momento de mayor plenitud y de armonía social en un mundo que nunca antes había gozado de tantos avances sociales, culturales y científicos. Entonces, ¿por qué el saber no puede hacernos mejorar como seres humanos?
El arranque de Saber y nesciencia con el poema “La sociedad sin saber” no puede ser más clarividente al respecto: “Me pregunto hoy pero también otros días / ¿por qué la sociedad se siente desgraciada / en medio de la abundancia?, ¿por qué la ciencia / no es un anchuroso mundo que lleve al paraíso?” Estas preguntas nos hacen pensar que quizás el saber no sólo es suficiente para el progreso humano sin estar sustentado en una base moral sólida y, sobre todo, solidaria. Y esta idea que acabo de apuntar está muy bien ilustrada en una cita de François Rabelais con la que la autora abre el libro: “Ciencia, sin conciencia, no es sino la ruina del alma”. Esa frase resume con toda clarividencia uno de los males de la humanidad desde hace varios siglos. El concepto de “nesciencia” hay que entenderlo como falta de ciencia, falta de conocimiento, de erudición, pero también hay que entenderlo como la ignorancia que procede de la negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse, en la imprudencia o falta de razón, o incluso terquedad. Por esa razón, Carmina Moreno Arenas, a través de su poesía, nos invita a repensar el papel moral que el conocimiento debería tener en nuestra sociedad y para ello vuelve sus mirada hacia el Humanismo. Y al mencionar el Humanismo, hay que hablar de educación, como uno de los pilares que sustentó este movimiento intelectual europeo que cambió el rumbo de los estudios académicos en el Renacimiento, y que hoy nuestras sociedades, marcadas fuertemente por las imposiciones de las leyes del mercado, parecen que han olvidado o no le prestan la atención que debieran.
Y tras la reivindicación del humanismo, Carmina diserta sobre el ser humano, del corazón del ser humano, reivindicando esta vez la esencia de la vida, y así le canta odas a la Bondad, a la Belleza o a la Verdad, especialmente a la Verdad, a las personas que crecen en la Verdad, aunque ésta sea continuamente negada, ninguneada, mil veces perseguida, estas últimas palabras las tomo literalmente de la propia autora. En definitiva, es una reivindicación del ser humano en su sentido más puro, una poesía comprometida con la esencia del ser, y cuando hablo de comprometida no hay que interpretarlo como compromiso social o compromiso con una ideología determinada, sino compromiso con la dignidad humana.
Pero el corazón de las personas no es tan fuerte como quisiéramos, y en su poesía hay una alerta hacia las contradicciones que a menudo nos desvelan, en el día a día, en las relaciones personales, laborales, familiares, en lo que aparentamos ser y en el fondo no somos, en las mentiras camufladas que cuando nos miramos cada mañana al espejo son difíciles de maquillar. Como los humanistas hicieran en su tiempo, Carmina Moreno Arenas coloca al ser humano en el centro del universo, en este caso de su universo poético, y para ello sólo ha necesitado fijar su mirada a su alrededor, en su entorno, para transmitir de una forma reflexiva los avatares universales de la condición humana, la de ayer, la de hoy, la de todos los tiempos.
Javier Martín Ríos
